"Si Dios no existe, alguien debe otorgar los certificados" (Notas sobre la Academia de Letrán)


  • Sobre el recurso

    Título(s)
    Título
    "Si Dios no existe, alguien debe otorgar los certificados" (Notas sobre la Academia de Letrán)
    Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos. Num. 25 (1991) octubre-marzo

    Resumen
    A Bernardo de Balbuena le debemos ese gran inventario de jerarquías y creencias, Grandeza Mexicana. Allí, él imparte un consejo que le sirve a la vez al interesado en el saber, y a quien pretenda ser citadino: “si desea vivir y no ser mudo tratar con sabios que es tratar con gentes fuera del campo torpe y pueblo rudo”. Alabanza de corte y menosprecio de aldea en una de las primeras expresiones novohispanas de lo que Angel Rama llama la Ciudad Letrada, el grupo “restricta y drásticamente urbano”, encargado de preservar un conjunto de valores que va del catolicismo a la cultura greco-latina, y de hacer uso de la escritura en medios sojuzgados por el analfabetismo y el odio al conocimiento, que es también reverencia de lo que se ignora. Pese a las advertencias de la Biblia (“El mucho estudio aflicción es de la carne”), los letrados prefieren acatar a la máxima de Santo Tomás, patrón de las bibliotecas: “Desconfiad del hombre de un solo libro”. En el virreinato, la Ciudad Letrada es un compartimiento del poder eclesiástico, dedicado a la interpretación ortodoxa y verbosa de la ley y la doctrina. A servir a Dios, al rey, al virrey, al señor obispo y a cualquier representante de las jerarquías, se disponen, reservando tiempo para sus obsesiones, los eruditos y los sabios doctores, que preparan leyes, reglamentos, catecismos, proclamas, cédulas, vidas y milagros de santos, reminiscencias de la barbarie en que vivían asombrosamente los idólatras, propaganda inacabable de la fe, versiones delirantes y serviles del dogma. Durante dos siglos la capital de la Nueva España es el ámbito exacto de la Ciudad Letrada, y en conventos y templos y paseos destinados al esplendor del Santísimo y sociedad que reverente lo acompaña, los monopolistas de la lectura distribuyen el respeto a las autoridades civiles y terrenales. A ellos les es dado percibir lo que para los demás es profundo misterio: las distancias entre la letra ceremonial y la palabra hablada que hace, según Rama, “de la ciudad letrada una ciudad escriturada, reservada a una estricta minoría”.

    Idioma
    Español

    Temática
    Tópico
    Historia
    Religión
    Nombres
  • Academia de Letrán

  • Origen
    Lugar
    Ciudad de México, México
    Fecha de publicación
    1991-03-30
    Editor
    Instituto Nacional de Antropología e Historia
    Emisión
    Monográfico único

    Autoría
    Carlos Monsiváis

    Tipo de recurso
    Texto
    Artículo de revista

    Ubicación
    Dirección de Estudios Históricos

    Identificadores
    ISSN
    1405-7794

    Condiciones de uso
    D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

    Creative Commons License

    Sobre el registro

    Identificadores
    MID
    352_19820101-000000:6_1105_14582

    Catalogación
    Fuente
    Instituto Nacional de Antropología e Historia
    Idioma
    Español

    Digitalización
    Formato del original (GMD)
    Texto
    Origen del recurso digital
    Digitalización de análogo
    Formato del recurso digital
    Application/pdf
    Calidad del recurso digital
    Acceso

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    "Si Dios no existe, alguien debe otorgar los certificados" (Notas sobre la Academia de Letrán)
    Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos. Num. 25 (1991) octubre-marzo

    Resumen
    A Bernardo de Balbuena le debemos ese gran inventario de jerarquías y creencias, Grandeza Mexicana. Allí, él imparte un consejo que le sirve a la vez al interesado en el saber, y a quien pretenda ser citadino: “si desea vivir y no ser mudo tratar con sabios que es tratar con gentes fuera del campo torpe y pueblo rudo”. Alabanza de corte y menosprecio de aldea en una de las primeras expresiones novohispanas de lo que Angel Rama llama la Ciudad Letrada, el grupo “restricta y drásticamente urbano”, encargado de preservar un conjunto de valores que va del catolicismo a la cultura greco-latina, y de hacer uso de la escritura en medios sojuzgados por el analfabetismo y el odio al conocimiento, que es también reverencia de lo que se ignora. Pese a las advertencias de la Biblia (“El mucho estudio aflicción es de la carne”), los letrados prefieren acatar a la máxima de Santo Tomás, patrón de las bibliotecas: “Desconfiad del hombre de un solo libro”. En el virreinato, la Ciudad Letrada es un compartimiento del poder eclesiástico, dedicado a la interpretación ortodoxa y verbosa de la ley y la doctrina. A servir a Dios, al rey, al virrey, al señor obispo y a cualquier representante de las jerarquías, se disponen, reservando tiempo para sus obsesiones, los eruditos y los sabios doctores, que preparan leyes, reglamentos, catecismos, proclamas, cédulas, vidas y milagros de santos, reminiscencias de la barbarie en que vivían asombrosamente los idólatras, propaganda inacabable de la fe, versiones delirantes y serviles del dogma. Durante dos siglos la capital de la Nueva España es el ámbito exacto de la Ciudad Letrada, y en conventos y templos y paseos destinados al esplendor del Santísimo y sociedad que reverente lo acompaña, los monopolistas de la lectura distribuyen el respeto a las autoridades civiles y terrenales. A ellos les es dado percibir lo que para los demás es profundo misterio: las distancias entre la letra ceremonial y la palabra hablada que hace, según Rama, “de la ciudad letrada una ciudad escriturada, reservada a una estricta minoría”.

    Idioma
    Español

    Temática
    Tópico
    Historia
    Religión
    Nombres
  • Academia de Letrán

  • Origen
    Lugar
    Ciudad de México, México
    Fecha de publicación
    1991-03-30
    Editor
    Instituto Nacional de Antropología e Historia
    Emisión
    Monográfico único

    Autoría
    Carlos Monsiváis

    Tipo de recurso
    Texto
    Artículo de revista

    Ubicación
    Dirección de Estudios Históricos

    Identificadores
    ISSN
    1405-7794

    Condiciones de uso
    D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

    Creative Commons License


    Identificadores
    MID
    352_19820101-000000:6_1105_14582

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    Fuente
    Instituto Nacional de Antropología e Historia
    Idioma
    Español

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    Revista Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos
    Número de revista Historias Num. 25 (1991)

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