El Museo Histórico Casa de Allende resguarda una pintura al óleo que muestra una representación de Nuestra Señora del Refugio de los Pecadores.

Esta advocación mariana llegó a la Nueva España en 1719, traída por el padre jesuita Juan José Guica. Su imagen, símbolo de amparo y protección maternal, fue fundamental en las misiones jesuitas, especialmente en el norte del virreinato. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la Virgen del Refugio se convirtió en un emblema de resistencia espiritual. Ese mismo año, los franciscanos del Colegio de Propaganda Fide (hoy sede del Museo Regional de Guadalupe y elemento del Camino Real de Tierra Adentro) adoptaron esta advocación para continuar con la labor misionera.

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