El afortunado hallazgo del Diario del sitio de Puebla de Carlos Casarín, como parte del repertorio del fondo Francisco Leyva ubicado en el Archivo General de la Nación (AGN), aporta importantes datos sobre los combates durante el sitio de Puebla de 1863 ante el ataque francés y da voz a los sentimientos que experimentaron los participantes en el largo asedio. En su diario el autor expone su visión al narrar y describir los diferentes hechos que se vivieron y algunos de los momentos clave en las estrategias militares utilizadas por las tropas mexicanas para enfrentar a los franceses. Ante la victoria del ejército comandado por Ignacio Zaragoza el 5 de mayo de 1862 en Puebla, la importancia de la contundente derrota de las tropas mexicanas en el sitio que tuvo lugar el año siguiente ha permanecido en la sombra.
Carlos Casarín. Diario del sitio de Puebla de Carlos Casarín. Puebla, 1863.
En una libreta desgastada por el tiempo, Casarín escribió en 25 fojas —aproximadamente de 9 X 14 cm— la relación de los hechos que presenció y protagonizó con el encabezado Diario de acontecimientos más notables del sitio de Puebla, que abarca desde el 15 de marzo hasta el 20 de mayo de 1863.
Había que darle un contexto y como historiadoras del arte recurrimos a las imágenes. Las buscamos en las fuentes utilizadas hoy en día en la investigación: periódicos, libros, archivos, museos y colecciones privadas, lo que nos permitió recuperar no sólo la identidad del autor, Carlos Casarín, sino organizar una parte de su árbol genealógico, localizar una gran cantidad de grabados en madera, litografías, fotografías y cartografía que sustentan y proponen lecturas al documento del cual se partió.
De esta manera “Un romántico revolucionario”, la primera parte del libro, se enfoca en esbozar una semblanza del autor, a través de su relación con el periódico liberal La Orquesta,1 su participación en las luchas liberales junto al general Ignacio Zaragoza, la cercana relación con el conocido dibujante y caricaturista Constantino Escalante —con quien colaboró en la publicación de Las glorias nacionales—,2 así como su participación en un duelo.
En el segundo capítulo se presenta la transcripción del Diario de Casarín, contrapunteado con el Diario de las operaciones militares del sitio de Puebla en 1863 durante el asedio de la plaza, escrito por Francisco P. Troncoso, que da lugar a aclaraciones que amplían el contexto. Se trata de uno de los relatos que se escribieron en la época y que apuntalan la diversidad de experiencias y visiones, todas importantes. El coronel Cosme Varela, por ejemplo, narra los actos que sucedieron después de la rendición de la ciudad hasta la llegada de los prisioneros a Francia e informa sobre algunos personajes que decidieron regresar cuando el gobierno francés lo permitió y otros que se quedaron durante más tiempo. Entre ellos destaca el caricaturista Alejandro Casarín, primo de nuestro autor, quien también participó en el sitio. Las resonancias del diario esbozado por Carlos Casarín y el escrito más puntual de Francisco P. Troncoso dan cuenta del ímpetu nacionalista que guiaba a estos militares —jóvenes en su gran mayoría— y de la desilusión de la derrota.
Las imágenes que se insertaron en este segundo capítulo se mezclan con el diario y narran su propia historia, desde el grabado realizado con la técnica de madera a pie3 y buril y la cartografía hasta los retratos fotográficos. Se incorporó la visión francesa de la guerra mediante estupendos grabados publicados en la revista L’Illustration. Journal Universel, que hizo un seguimiento puntual del sitio y de las maniobras militares. El semanal se había convertido en un noticiario con repercusión mundial y como tal se ufanó de las victorias y del orden impuesto por el imperio de Napoleón III. Como decían los directivos de L’Illustration: “Las cosas que llegan al espíritu por la oreja, son menos fáciles de retener que aquellas que llegan por los ojos”.4 Se incorporaron planos que ubican con detalle los nombres de las calles, los edificios públicos, las iglesias y los lugares que fueron escenarios de los enfrentamientos entre los soldados franceses y mexicanos.
“Cómo se produjo y se vio esta historia” presenta de manera diferenciada la forma en que los grabados, los planos y las fotografías jugaron un papel determinante en la difusión de los acontecimientos durante y después del sitio. Este capítulo cuenta con tres apartados: “Marcas cartográficas”, “Las vías de la litografía” y “Construcción de sentidos en la fotografía”, desde los que se exploran la especificidad de cada medio y la historia que narran a partir de su particular emplazamiento.
En la cartografía, la ciudad de Puebla y sus alrededores son el escenario principal de los acontecimientos. Para contextualizar los planos se ofrece una explicación breve sobre la historia de cada uno y de sus autores. Con este recurso se busca ubicar al lector en los diferentes espacios en que tuvieron lugar los enfrentamientos, para visualizar la estrategia de los contendientes que se aprecia en otras fuentes.
El segundo apartado se compone de una reseña de los procedimientos técnicos que se emplearon en el periódico L’Illustration. Journal Universel para realizar los grabados en madera a pie que representaron las batallas del sitio desde la perspectiva francesa. Asimismo, se describen los procesos logísticos seguidos por el comité de redacción y las formas en que se distribuía este periódico en nuestro país.
En el tercero se plantean autorías, se analizan las estrategias de representación a partir de las imágenes mismas, su confrontación entre sí y con litografías producidas en el mismo arco temporal, para elaborar hipótesis que coloquen a las fotografías en su contexto político y de época.
Para la publicación se consideró un formato digital que hiciera fluida la consulta constante de las imágenes y que facilitara el acceso a un público no necesariamente especializado pero sí curioso por conocer detalles de episodios de la historia del país que en general quedan relegados ante los momentos fulgurantes.
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Es pertinente señalar que el primer acercamiento al Diario de Casarín fue posible gracias al trabajo de investigación en el Archivo Francisco Leyva del AGN realizado por Ulises Martínez Vélez, egresado de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, en 2005.
La consulta del Diario se hizo en el AGN; agradecemos a su director Carlos Ruiz Abreu el permiso para incluir imágenes del legajo. Los documentos del servicio militar de Carlos R. Casarín se localizaron en el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (AH-Sedena), los cuales aportaron información novedosa para delinear la figura del autor. Un agradecimiento especial a ambas instancias por las facilidades y el servicio proporcionados. Se extiende dicha mención a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) por habernos proporcionado los planos incluidos en el texto, a través del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) que resguarda las colecciones de la Mapoteca Manuel Orozco y Berra (MMOB).
Asimismo, integramos un plano militar del Departamento del Estado Mayor que muestra la ciudad de Puebla con las obras de defensa y ataque del ejército francés, cuyo diseño se debe a datos proporcionados por Francisco P. Troncoso. Afortunadamente, dicho plano se encontró en la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (DEH-INAH), lo cual habla de la amplitud de sus acervos.
Cabe mencionar que nos sorprendió la cantidad de vistas fotográficas que muestran las ruinas y vestigios de la batalla; dichas imágenes fueron obtenidas en varios repositorios. Jorge Carretero Madrid, fundador de la Fototeca Antica, nos mostró vistas estereoscópicas, parte de su rico acervo. De la misma manera, se contó con el afortunado apoyo de Mayra Mendoza, de la Fototeca Nacional del INAH y del director del Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo), Juan Carlos Valdez. En la colección de la Sociedad Científica Antonio Alzate, que se resguarda en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIH-UNAM), se encontraron otras vistas en la donación que hiciera José Joaquín Arriaga, encontradas por Gretel Ramos en la Biblioteca Rafael García Granados. Agradecemos a la directora, Ana Carolina Ibarra González, su apoyo, así como a Arturo Barrera Trejo, jefe de Hemeroteca y Colecciones Especiales. En el Museo Nacional de Historia-INAH, se descubrió una rica colección de materiales, inéditos en su mayoría, a los que fue posible acceder y fotografiar gracias al apoyo del personal del Departamento de Control de Bienes e Inventarios, de la Fototeca, del fotógrafo Leonardo Hernández y del director de la institución, Salvador Rueda Smithers. A todos, infinitas gracias.
Para el cotejo caligráfico de las cartas contamos con los valiosos conocimientos de Paz Urquiaga, especialista en grafología. Fue posible estructurar el árbol genealógico de la familia Casarín gracias a la ayuda de Javier Sanchiz del IIH-UNAM. Agradecemos asimismo a la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Gracias también a los investigadores Arturo Aguilar, Juan Manuel Blanco, Lilia Martínez, Fernando Osorio, Pilar Pacheco Zamudio, Jesús Joel Peña, Celia Salazar y Agustín Sánchez por compartir sus conocimientos.
Agradecemos el apoyo de Adriana Konzevik, Coordinadora Nacional de Difusión del INAH, y su equipo, así como el diseño de Agustín Estrada. Una mención especial merecen nuestro centro de trabajo, la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, bajo la dirección de María Eugenia del Valle Prieto, y la Biblioteca Manuel Orozco y Berra dirigida por María Esther Jasso.