Plazuelas
Plazuelas |
Este sitio arqueológico debe su nombre al hecho de localizarse en las inmediaciones de la comunidad Las Plazuelas (San Juan el Alto), en el municipio de Pénjamo, Guanajuato. Consta de siete edificios construidos sobre tres laderas, separadas a su vez por dos barrancas: la de Los Cuijes al poniente y la del Agua Nacida al oriente. La ladera oeste muestra una sencilla cancha para el juego de pelota, asociada a una serie de terrazas habitacionales. En la ladera este resaltan cuatro edificios con mayor complejidad: Los Cuitzillos, que se compone de tres basamentos piramidales con una plaza abierta al sur; El Cajete, de planta anular; La Crucita, pequeña pirámide cimentada sobre un afloramiento rocoso y, por último, el Cobre, conformado por dos estructuras que limitan una pequeña plaza cuadrangular. La ladera central es la que se encuentra abierta a la visita pública. En ella se construyó el edificio más grande y complejo de Plazuelas, conocido localmente como Casas Tapadas. Al noreste de esta ladera se descubrieron elementos de una casa habitación conformada por cuatro cuartos. Tres de ellos cierran un patio cuadrangular abierto hacia la barranca. La otra habitación debió destinarse a la preparación de alimentos, pues entre los escombros había fragmentos de utensilios propios de una cocina. Cerca de las barrancas es posible observar una serie de grabados sobre el afloramiento rocoso. Tallados en bajorrelieve, hay concavidades, líneas rectas, líneas onduladas, círculos sencillos o concéntricos y diversas espirales. Varias rocas muestran también elementos arquitectónicos, como basamentos piramidales, salones con patios interiores, plazas, canchas para el juego de pelota, terrazas y caminos de acceso. Sobresale La Maqueta, una piedra donde se reproduce el edificio Casas Tapadas. La época de auge de la ciudad se ubica entre los años 450 y 700 d. C. Posteriormente, la ciudad fue quemada, destruida y desacralizada, quedando en la memoria de los pueblos como un lugar mítico donde se rendía culto a los ancestros. A pesar de los avances en la exploración, Plazuelas sigue siendo un lugar de grandes incógnitas. El diseño y ornamentación de sus edificios evocan una y otra vez el antiguo culto a los dioses que personificaban el agua, la tierra, el fuego y el viento, elementos indispensables para la reproducción de la vida, entre los que destacan los atributos de Tláloc, dios de la lluvia, señor del tiempo agrícola. Por otra parte, la combinación de las piedras talladas y las representaciones arquitectónicas distintivas de regiones cercanas y lejanas confirman que este centro aglutina la complejidad del pensamiento de diversos pueblos mesoamericanos.