Si bien es una ciudad pequeña, resguarda tres joyas: su hermosísimo Arco, ricamente tallado en piedra; El Palacio, cuya fachada ostenta numerosos mascarones del dios Chaac, y el Mirador. Es Patrimonio de la Humanidad junto con Uxmal, Sayil y Xlapak, bajo la denominación Villa Precolombina de Uxmal.
Ciudad mediana, compañera de Oxkintok y Nohpat, que probablemente dependía de alguna capital regional en la zona Puuc (quizá de Uxmal, Sayil o Kabah), pero con una arquitectura extraordinariamente elaborada que en buena medida se conserva hasta nuestros días. El sitio estuvo poblado desde el año 200 a.C. y alcanzó su apogeo entre el año 800 y el 1000. Indudablemente tuvo una compleja organización social y comparte estilo y elementos decorativos con otras urbes de la región. En 1842, el explorador estadounidense John Lloyd Stephens y el arquitecto-fotógrafo inglés Frederick Catherwood visitaron la zona; el segundo dejó valiosas láminas sobre los monumentos de la antigua ciudad. De Labná se admiran su excepcional Arco de tres metros de ancho por seis de alto, profusamente decorado; los monumentos llamados El Palacio (de dos pisos, con mascarones del dios “Narigudo”) y El Mirador, que es un templo en la cima de una pirámide. La urbe llegó a extenderse sobre 2.2 km2 y albergó algo más de 3,000 habitantes. Junto con Uxmal, Sayil y Xlapak, es Patrimonio de la Humanidad con el nombre colectivo de Villa Precolombina de Uxmal.