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Suenen tristes instrumentos,
suenen porque ya es muy justo,
que lloren todas las aves.
Porque ya se acerca el tiempo
que terminen todos mis gustos,
ya voy a entregar las llaves.
Las llaves voy a entregar
con qué gustó y alegría,
ya no volveré a cantar,
como aún antes los divertía.
Ya mi eco se está acabando,
ya no lo oigo que resuene,
ya lo oigo muy apagado;
porque ya voy caminando,
como el rayo cuando truena,
para quedar sepultado.
Considero que así voy
caminando con qué gusto,
hago de cuenta que estoy
sepultado en un sepulcro.
Pronto llegará el relevo
de mi para cuando acabe,
ese día se ha de llegar.
Porque comprendo que debo
a otro entregarle las llaves
y que cubra mi lugar.
Eso me da sentimiento,
que se llegue esa ocasión;
pero me acuerdo que un tiempo
canté como un fiel gorrión.
Cuando llegue yo a un fandango,
y oiga yo que están cantando,
ya nomás me arrimaré.
Al estar considerado,
de mí en tiempos pasados,
¡oh, Dios mío! qué pagaré.
Cuando quiera yo cantar,
pa´ disparar mis pasiones,
considero en no llegar
donde dan la entonación.
¿Dónde estará aquel torrento
donde yo me divertía,
cantando versos de amor?
Pero se ha llegado el tiempo,
ese día se va llegando;
permanente, sólo es Dios.
Quién tuviera la franqueza
de ser [...]
pero el morir el fuerza,
ya está cerca mi partida.
El consuelo me queda,
de los que hoy se están recreando
con su pecho y con su voz;
´ora son unos primaveras,
pero ya van caminando,
llegará a lo que yo.
Me despido cielo injusto,
no me quisiera acordar,
nos engrían tanto en el gusto
¿porqué se llega a acabar? |