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Corrido de Manuel Lozada
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- Título(s)
- Título
- Corrido de Manuel Lozada
- Testimonio musical de México, volumen 61 N°. 7
- Resumen
- En el estado de Jalisco, en plena Sierra Madre Occidental y encima de un lugar conocido como el Paso de las Golondrinas, Manuel Lozada tenía su madriguera. Mientras sus hombres exterminaron a 457 personas en dos años, él solo, en tres, asesinó a más de 70 individuos. En 1859, en un remitido inserto en un periódico de Guadalajara, amenazaba “contra Zacatecas, prometiendo que al ocupar la plaza”, entre otras ejecuciones haría “la de los señores Jesús González Ortega y (José María) Sánchez Román”. A mediados de 1860 y cuando ya se había apoderado de gran parte de Jalisco, Zacatecas, sur de Sinaloa y todo lo que actualmente es Nayarit, Lozada sorprendió a los liberales; mas en medio del combate, el coronel Antonio Rojas, al verlo a corta distancia, se le encaró y lo retó a un combate personal. Ambos jefes, en excelentes caballos, se atacaron entre sí “lanza en ristre”. Rojas esquivó el golpe de su rival, a quien arrojó del caballo y le infirió una herida en la región glútea, por lo cual se le creyó muerto; pero recogido por los suyos “en medio del combate que continuaba”, Lozada fue conducido a la sierra, donde se restableció. A partir de entonces, la voz popular le llamó El Resucita’o, ya que unos cuantos días después apareció en Valparaíso; pero ocurrió entonces que el gobernador de Jalisco convino con los de Sinaloa, Durango y Zacatecas para que entre todos contuvieran aquella amenaza. El 27 de junio de 1861 salió de la capital zacatecana un escuadrón con tal fin y la campaña, que resultó muy costosa en hombres y elementos, finalizó cuando Lozada se comprometió a disolver su fuerza; mas ello sólo fue un ardid, ya que el 1° de agosto 600 de sus indios cayeron como aves de rapiña sobre Colotlán, Jalisco, de donde no se retiraron sino hasta que el gobernador de Zacatecas en persona, al frente de 800 hombres, llegó a Tlaltenango; sin embargo, durante este mismo año, la gente de Lozada desató una campaña en el suroeste zacatecano. El 17 de agosto más de 200 de ellos, bien armados, atacaron San Juan Bautista del Teul, cuyos defensores abandonaron la población después de breve resistencia. El 5 de septiembre 400 hombres del Tigre de Álica fueron derrotados por el coronel Manuel Aranda, el comandante Pedro Herrera y Gregorio Velázquez. El encuentro tuvo lugar en las inmediaciones de Tlaltenango, en el cual las fuerzas del estado tuvieron pérdidas insignificantes. El 26 de octubre 500 lozadeños, al mando de Ventura García y Cornelio Coronado, atacaron Valparaíso; pero la tenaz resistencia del vecindario, unido en torno del presidente municipal Joaquín Auza, hizo que se retiraran en desorden, dejando en el campo siete muertos; por último, un mes después, el 26 de noviembre el coronel Agapito Gómez al frente de una sección de caballería del estado los derrotó totalmente en Yerbaniz, jurisdicción de Valparaíso, con lo cual terminó por entonces la inquietud en toda aquella región. Después de adherirse al imperio, de agosto de 1863 al 1° de diciembre de 1866, Lozada desconoce a Maximiliano y se declara neutral, pero restablecida la República, el 22 de julio de 1867, reconoció al gobierno de la Unión y Tepic quedó como un distrito militar dependiente del centro. Convencido entonces de que el gobierno no habría de intervenir, aquel “forajido comunista”, como lo llamó Payno, después de haber servido a la Casa Barrón, Forbes y Cía., le dio la espalda e inició su política agraria restituyendo a los pueblos las tierras de haciendas que les pertenecían, y al año siguiente aceleró su obra, debido a que se encontraba muy enfermo, pues estaba tuberculoso “en último grado” y aquella “afección crónica” le imposibilitaba para servir en las armas. “Además, un accidente ocurrido cuando pescaba con dinamita le dejó tuerto, tullido de un brazo y con una neuralgia permanente.”
- Idioma
- Español
- Origen
- Lugar
- Ciudad de México, México
- Fecha de publicación
- 2015
- Editor
- Instituto Nacional de Antropología e Historia
- Autoría
- Fonoteca INAH
- Personas/ Instituciones
- Pablo Romero Gil: Grabador
- Liliana Buneder: Cantante
- Pablo Romero Gil: Músico
- Tipo de recurso
- Grabación de audio
- Música
- Descripción física
- Duración
- 04:05 min
- Ubicación
- Fonoteca INAH
- Identificadores
- MID
- 79_20160519-120500: 107
- Catalogación
- Fuente
- Instituto Nacional de Antropología e Historia
- Idioma
- Español
- Digitalización
- Origen del recurso digital
- Reformateado digital
- Calidad del recurso digital
- Acceso
- Área de procedencia
- Subdirección de Fonoteca
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Vista Impresión
- Título(s)
- Título
- Corrido de Manuel Lozada
- Testimonio musical de México, volumen 61 N°. 7
- Resumen
- En el estado de Jalisco, en plena Sierra Madre Occidental y encima de un lugar conocido como el Paso de las Golondrinas, Manuel Lozada tenía su madriguera. Mientras sus hombres exterminaron a 457 personas en dos años, él solo, en tres, asesinó a más de 70 individuos. En 1859, en un remitido inserto en un periódico de Guadalajara, amenazaba “contra Zacatecas, prometiendo que al ocupar la plaza”, entre otras ejecuciones haría “la de los señores Jesús González Ortega y (José María) Sánchez Román”. A mediados de 1860 y cuando ya se había apoderado de gran parte de Jalisco, Zacatecas, sur de Sinaloa y todo lo que actualmente es Nayarit, Lozada sorprendió a los liberales; mas en medio del combate, el coronel Antonio Rojas, al verlo a corta distancia, se le encaró y lo retó a un combate personal. Ambos jefes, en excelentes caballos, se atacaron entre sí “lanza en ristre”. Rojas esquivó el golpe de su rival, a quien arrojó del caballo y le infirió una herida en la región glútea, por lo cual se le creyó muerto; pero recogido por los suyos “en medio del combate que continuaba”, Lozada fue conducido a la sierra, donde se restableció. A partir de entonces, la voz popular le llamó El Resucita’o, ya que unos cuantos días después apareció en Valparaíso; pero ocurrió entonces que el gobernador de Jalisco convino con los de Sinaloa, Durango y Zacatecas para que entre todos contuvieran aquella amenaza. El 27 de junio de 1861 salió de la capital zacatecana un escuadrón con tal fin y la campaña, que resultó muy costosa en hombres y elementos, finalizó cuando Lozada se comprometió a disolver su fuerza; mas ello sólo fue un ardid, ya que el 1° de agosto 600 de sus indios cayeron como aves de rapiña sobre Colotlán, Jalisco, de donde no se retiraron sino hasta que el gobernador de Zacatecas en persona, al frente de 800 hombres, llegó a Tlaltenango; sin embargo, durante este mismo año, la gente de Lozada desató una campaña en el suroeste zacatecano. El 17 de agosto más de 200 de ellos, bien armados, atacaron San Juan Bautista del Teul, cuyos defensores abandonaron la población después de breve resistencia. El 5 de septiembre 400 hombres del Tigre de Álica fueron derrotados por el coronel Manuel Aranda, el comandante Pedro Herrera y Gregorio Velázquez. El encuentro tuvo lugar en las inmediaciones de Tlaltenango, en el cual las fuerzas del estado tuvieron pérdidas insignificantes. El 26 de octubre 500 lozadeños, al mando de Ventura García y Cornelio Coronado, atacaron Valparaíso; pero la tenaz resistencia del vecindario, unido en torno del presidente municipal Joaquín Auza, hizo que se retiraran en desorden, dejando en el campo siete muertos; por último, un mes después, el 26 de noviembre el coronel Agapito Gómez al frente de una sección de caballería del estado los derrotó totalmente en Yerbaniz, jurisdicción de Valparaíso, con lo cual terminó por entonces la inquietud en toda aquella región. Después de adherirse al imperio, de agosto de 1863 al 1° de diciembre de 1866, Lozada desconoce a Maximiliano y se declara neutral, pero restablecida la República, el 22 de julio de 1867, reconoció al gobierno de la Unión y Tepic quedó como un distrito militar dependiente del centro. Convencido entonces de que el gobierno no habría de intervenir, aquel “forajido comunista”, como lo llamó Payno, después de haber servido a la Casa Barrón, Forbes y Cía., le dio la espalda e inició su política agraria restituyendo a los pueblos las tierras de haciendas que les pertenecían, y al año siguiente aceleró su obra, debido a que se encontraba muy enfermo, pues estaba tuberculoso “en último grado” y aquella “afección crónica” le imposibilitaba para servir en las armas. “Además, un accidente ocurrido cuando pescaba con dinamita le dejó tuerto, tullido de un brazo y con una neuralgia permanente.”
- Idioma
- Español
- Origen
- Lugar
- Ciudad de México, México
- Fecha de publicación
- 2015
- Editor
- Instituto Nacional de Antropología e Historia
- Autoría
- Fonoteca INAH
- Personas/ Instituciones
- Pablo Romero Gil: Grabador
- Liliana Buneder: Cantante
- Pablo Romero Gil: Músico
- Tipo de recurso
- Grabación de audio
- Música
- Descripción física
- Duración
- 04:05 min
- Ubicación
- Fonoteca INAH
- Identificadores
- MID
- 79_20160519-120500: 107
- Catalogación
- Fuente
- Instituto Nacional de Antropología e Historia
- Idioma
- Español
- Digitalización
- Origen del recurso digital
- Reformateado digital
- Calidad del recurso digital
- Acceso
- Área de procedencia
- Subdirección de Fonoteca
- El Corrido zacatecano
- Serie Testimonio Musical de México
- Fonoteca INAH
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