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Carlota Amalia de Habsburgo, retrato
- Título(s)
- Título
- Carlota Amalia de Habsburgo, retrato
- Anotaciones:
- I.O. "Photographié Par J. Malovich, Trieste" NOTA BIOGRAFICA: Hija del rey Leopoldo I de Bélgica con su segunda esposa, María Luisa de Orleans, Carlota Amalia Victoria Clementina Leopoldina, nació en Bruselas el 7 de junio de 1840. No ser el primogénito varón, el heredero al trono que su padre esperaba, la llevó a crecer entre los mimosos cuidados maternos, sí, pero también bajo la indiferencia y el resentimiento de su progenitor. Su educación fue todo lo esmerada y rigurosa que correspondía a una princesa que, desde pequeña, vivió rodeada del formalismo que reclama el boato de una corte. Tenía ocho años cuando murió su madre, y Carlota sólo encontró como defensa ante el mundo su carácter y personalidad características: era seria, firme y decidida, ambiciosa y dominante. Aunque su gracia y belleza le atrajeron el cortejo de muchos hombres de buenas familias y sangre noble, Carlota tenía por convicción que debía casarse por amor. No estaba dispuesta a acceder a las pretensiones de su padre, quien aspiraba concretar para ella un matrimonio de conveniencia. Así, llegó a su vida Maximiliano I, príncipe de Habsburgo y archiduque del Imperio Austro-Húngaro. Aun siendo este hombre un descendiente de familia real, no estaba en línea directa de sucesión, por lo que Leopoldo I no solamente se opuso al matrimonio, sino que le negó a Carlota la dote que le correspondía. El tedio en la vida de los enamorados sin trono y sin corona que vivían en el Castillo de Miramar, se iluminó con una chispa de entusiasmo cuando recibieron el ofrecimiento de la corona imperial en México. A los 24 años, Carlota viajó al lado de Maximiliano hacia la tierra desconocida que era una promesa. A su llegada a México, el 12 de junio de 1864, se establecieron en el Castillo de Chapultepec, que se convirtió en la morada de Sus Majestades los Emperadores. Y Carlota se ensimismó tanto en la tarea de decorar su hogar a su gusto y organizar las más deliciosas fiestas y veladas que poco se interesó por el rechazo de los liberales. Sin embargo, poco duró la ensoñación. El presidente Benito Juárez estaba decidido a acabar con la invasión francesa que había iniciado con una intervención pacífica a causa de la suspensión de pagos de la deuda externa, y aun perseguido por sus detractores, él mismo perseguía al Imperio. Además, el propio Napoleón III que les había ofrecido la corona, abandonó a los emperadores de México cuando sus problemas en Francia se tornaron difíciles. En este punto, inició para Carlota una procesión dura y determinante en su vida. Decidió ser ella misma quien viajara a Francia a reclamar el apoyo que se les negaba, pero en sus entrevistas con Napoleón III y con el papa Pío IX, manifestó sus primeras, o al menos las más notables y alarmantes señales de locura. Ya no regresó a México a dar a Maximiliano las malas noticias. Entre prolongados delirios de grandeza y prolongación de su imperio, y sólo muy contados momentos de lucidez, Carlota fue enclaustrada en el Castillo de Miramar y más tarde en el de Laeken. Quizá en su más doloroso contacto con la realidad se enteró de la ejecución de Maximiliano en el Cerro de las Campanas. Carlota tenía entonces 27 años y debió transcurrir en la oscuridad de su demencia 60 más, hasta que murió en el castillo de Bouchout, el 19 de enero de 1927.
- Idioma
- Español
- Origen
- Lugar
- Ciudad de México, Distrito Federal, México
- Fecha de creación
- Ca. 1925
- Tipo de recurso
- Imagen fija
- Fotografía
- Descripción física
- Forma
- Rayaduras
- Manchas
- Sulfuración
- Retocado
- Hasta 20.3 - 25.4 cms (8 - 10 pulgadas)
- Negativo de película de seguridad
- Ubicación
- Fototeca Nacional
- Identificadores
- MID
- 77_20140827-134500:363717
- Catálogo
- 363717
- Catalogación
- Fuente
- SINAFO, PMUÑOZ(2009)
- Digitalización
- Formato del original (GMD)
- Fotografía
- Origen del recurso digital
- Reformateado digital
- Formato del recurso digital
- Image/vnd.sealedmedia.softseal-jpg
- Calidad del recurso digital
- Acceso
-
Vista Impresión
- Título(s)
- Título
- Carlota Amalia de Habsburgo, retrato
- Anotaciones:
- I.O. "Photographié Par J. Malovich, Trieste" NOTA BIOGRAFICA: Hija del rey Leopoldo I de Bélgica con su segunda esposa, María Luisa de Orleans, Carlota Amalia Victoria Clementina Leopoldina, nació en Bruselas el 7 de junio de 1840. No ser el primogénito varón, el heredero al trono que su padre esperaba, la llevó a crecer entre los mimosos cuidados maternos, sí, pero también bajo la indiferencia y el resentimiento de su progenitor. Su educación fue todo lo esmerada y rigurosa que correspondía a una princesa que, desde pequeña, vivió rodeada del formalismo que reclama el boato de una corte. Tenía ocho años cuando murió su madre, y Carlota sólo encontró como defensa ante el mundo su carácter y personalidad características: era seria, firme y decidida, ambiciosa y dominante. Aunque su gracia y belleza le atrajeron el cortejo de muchos hombres de buenas familias y sangre noble, Carlota tenía por convicción que debía casarse por amor. No estaba dispuesta a acceder a las pretensiones de su padre, quien aspiraba concretar para ella un matrimonio de conveniencia. Así, llegó a su vida Maximiliano I, príncipe de Habsburgo y archiduque del Imperio Austro-Húngaro. Aun siendo este hombre un descendiente de familia real, no estaba en línea directa de sucesión, por lo que Leopoldo I no solamente se opuso al matrimonio, sino que le negó a Carlota la dote que le correspondía. El tedio en la vida de los enamorados sin trono y sin corona que vivían en el Castillo de Miramar, se iluminó con una chispa de entusiasmo cuando recibieron el ofrecimiento de la corona imperial en México. A los 24 años, Carlota viajó al lado de Maximiliano hacia la tierra desconocida que era una promesa. A su llegada a México, el 12 de junio de 1864, se establecieron en el Castillo de Chapultepec, que se convirtió en la morada de Sus Majestades los Emperadores. Y Carlota se ensimismó tanto en la tarea de decorar su hogar a su gusto y organizar las más deliciosas fiestas y veladas que poco se interesó por el rechazo de los liberales. Sin embargo, poco duró la ensoñación. El presidente Benito Juárez estaba decidido a acabar con la invasión francesa que había iniciado con una intervención pacífica a causa de la suspensión de pagos de la deuda externa, y aun perseguido por sus detractores, él mismo perseguía al Imperio. Además, el propio Napoleón III que les había ofrecido la corona, abandonó a los emperadores de México cuando sus problemas en Francia se tornaron difíciles. En este punto, inició para Carlota una procesión dura y determinante en su vida. Decidió ser ella misma quien viajara a Francia a reclamar el apoyo que se les negaba, pero en sus entrevistas con Napoleón III y con el papa Pío IX, manifestó sus primeras, o al menos las más notables y alarmantes señales de locura. Ya no regresó a México a dar a Maximiliano las malas noticias. Entre prolongados delirios de grandeza y prolongación de su imperio, y sólo muy contados momentos de lucidez, Carlota fue enclaustrada en el Castillo de Miramar y más tarde en el de Laeken. Quizá en su más doloroso contacto con la realidad se enteró de la ejecución de Maximiliano en el Cerro de las Campanas. Carlota tenía entonces 27 años y debió transcurrir en la oscuridad de su demencia 60 más, hasta que murió en el castillo de Bouchout, el 19 de enero de 1927.
- Idioma
- Español
- Origen
- Lugar
- Ciudad de México, Distrito Federal, México
- Fecha de creación
- Ca. 1925
- Tipo de recurso
- Imagen fija
- Fotografía
- Descripción física
- Forma
- Rayaduras
- Manchas
- Sulfuración
- Retocado
- Hasta 20.3 - 25.4 cms (8 - 10 pulgadas)
- Negativo de película de seguridad
- Ubicación
- Fototeca Nacional
- Identificadores
- MID
- 77_20140827-134500:363717
- Catálogo
- 363717
- Catalogación
- Fuente
- SINAFO, PMUÑOZ(2009)
- Digitalización
- Formato del original (GMD)
- Fotografía
- Origen del recurso digital
- Reformateado digital
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- Calidad del recurso digital
- Acceso
- Culhuacán
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