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008 | |||||||||||||||||Español||
245 10|aEntrevista realizada a Francisco Álvarez Iraola por Elena Aub|pProyecto de historia oral. Refugiados españoles en México
700 1 |aFrancisco|einterviewee
700 1 |aElena|einterviewer
700 1 |aDolores|eproject director
700 1 |aMaría Esther|econservator
700 1 |aMarcela|econservator
710 2 |aInstituto Nacional de Antropología e Historia|econservator
710 2 |aMinisterio de Cultura de España|econservator
300 |a223 pp.
300 |a06:01:58
500 |a<p>FA.- […] Por fin me reincorporé y entonces vino -en Valencia fue el nombramiento, claro-, entonces se produjo la creación por Prieto, ministro, de la Dirección General de Sanidad de Guerra sustituyendo a la Jefatura de Sanidad de Estado Mayor, del ejército, la normal; Dirección General de Sanidad de Guerra, y nombrando a Bejarano director general, Julio Bejarano. Entonces yo me encontraba desplazado totalmente y en el aire: "A ver, bueno, ahora qué, qué hacen conmigo, adónde voy yo o quién me manda o qué pasa aquí." Porque Cerrada había perdido totalmente sus funciones, ya no, no significaba nada de jefe de Estado Mayor. Y entonces el partido -Checa, otra vez, creo que, sí, Checa- nos llamó, y fuimos Planelles y yo a ver a Checa. Y Checa nos aconsejó ir de cara a Julio Bejarano, plantearle quién era yo y que podía ser útil y que me encajara en algún lado en Dirección a ver qué pasaba. Y efectivamente, fuimos Planelles y yo a ver a don Julio Bejarano y nos encontramos con la tremenda sorpresa de que, de golpe y porrazo, a bocajarro, me propone ser secretario general técnico de la Dirección de Sanidad de Guerra [risa]. Nos quedamos un poco patitiesos [risa], naturalmente dijimos: "¡Cómo no!, con mucho gusto, yo colaboraré con usted hasta donde sea posible, tal, todo lo que haga falta" Y de ahí pasé al cargo más importante que yo he tenido en la guerra sin duda alguna: secretario general técnico de la Dirección General de Sanidad de Guerra.</p> <p>EA.- ¿Y entonces tú tenías algún, algún grado, alguna graduación?</p> <p>FA.- Ya era comandante.</p> <p>[…]</p> <p>EA.- ¿Cuál era tu trabajo específico?</p> <p>FA.- Manejar toda la Dirección internamente, manejar todo el aparato de la Dirección internamente, sin autoridad sobre ningún jefe, salvo por delegación, y además las cosas de orden general, yo pasaba notas a todos los jefes: "Esto es lo que procede hacer, esto y esto y esto", y todos tenían que hacerlo.</p> <p>EA.- Como administrador.</p> <p>FA.- Porque eran problemas organizativos de la dirección interna. Ahora, yo, por ejemplo, no me podía meter en la organización de los equipos quirúrgicos, de ninguna manera, para eso estaba D'Harcourt, él manejaba los equipos quirúrgicos, y si necesitaba algo de orden general recurría a mí, ¿compredes?, ése, ése era el cometido central. Bueno, ahí vamos llegando ya… Hay muchas cosas que se me han pasado de antes, que ya volveremos sobre ellas, me parece, pero ahí, por ejemplo, el, el cese, por fin, ¿Cómo se produce mi cese? Se produce el desastre del Este, del Ejército del Este, se produce le retirada aquella dramática en que nuestro jefe de Sanidad, que era de la carrera, que era médico militar y cuyo nombre lamento no recordar, pero no recuerdo, salió corriendo como, como el soldado más infinito, más ínfimo; todo cristo salió corriendo de allí, y él el primero, con lo que se perdió absolutamente toda la dotación de material sanitario del equipo de, del Ejército del Este; se quedaron sin, sin ambulancia, se quedaron sin hospitales de campaña, se quedaron sin material quirúrgico, se quedaron sin camillas, se quedaron sin nada absolutamente, se perdió todo.</p> <p>EA.- Al caer el frente.</p> <p>FA.- Al caer el frente y al salir corriendo todos, se perdió todo. Entonces, y además, lo más grave: se perdió además el suministro de energía eléctrica a Barcelona, que procedía de los, de los saltos de Segre. Entonces Bejarano, muy vivo -yo por lo menos lo interpreto así-, vio la oportunidad de deshacerse de, de mí por lo menos, porque el responsable, además de ser secretario general técnico, yo era el responsable, por el partido, del grupo de jefes comunistas dentro de la Dirección, así que /risa/ yo era el mandamás, hacia lo que, lo que debía de hacerse, por supuesto, nada de caprichos ni historias, paro tenía yo… la autoridad para hacer, casi, casi tanta como el propio director. Entonces eso naturalmente la molestaba mucho. Y entonces el hombre vio la, la ocasión. La, la situación era de tal gravedad en el ejército que, bueno, no se sabía ni por dónde empezar para reponer a toda la Sanidad del ejército de todo el material necesario, ni por dónde empezar. Entonces lo primero que se hizo fue encontrar un jefe, que fue la batalla que tuvimos que dar para Carlos Díez, frente a un profesional del ejército, que el profesional del ejercito había sido el que había hecho la retirada, había salido corriendo, vamos, tenía, estaba muy, en muy mala posición para sacar adelante su proposición. Y nosotros presentábamos a dos por lo menos, creo que eran tres, creo que también Julio Recatero; y el otro era… A Recataro se le consideró al margen por ser ya jefe de Sanidad del Ejército de Maniobras, y entonces, de los dos restantes que presentamos, uno también se consideraba difícil porque estaba en el sur, estaba en Andalucía, en Extremadura, no sé dónde, que era Demógenes Martínez, y entonces quedaba Carlos Díez. Entonces el partido dijo: "Pues procura que sea Carlos Díez." Y se sacó a Carlos Díez, de jefe de Sanidad. Y una vez nombrado el jefe de Sanidad, había que dotarle, dotarle de elementos, de materiales y eso. Entonces Bejarano dijo: "Esa es una labor ímproba que requiere una gran tenacidad, gran dinamismo, inteligencia, capacidad, en fin." Hizo un elogio de esos desbordantes de mi persona, es decir, después que acabó de decir todas las cualidades que debía tener la persona indicada, dijo: "Aquí no hay más que una persona que puede abarcar ese cargo, que es Álvarez Iraola." Yo vi la maniobra en el acto, o por lo menos lo entendí como una maniobra para desba… para desplazarme, pero la verdad el compromiso era muy serio y no podía, no podía rechazarlo porque era absurdo. Pero consulté de todas formas con el partido y el partido me dijo: "Ni hablar, tienes que aceptar." Y acepté; acepté la producción y abastecimiento de material sanitario para el ejército, Entonces tenía que empezar por, por encontrar las industrias que podían servirnos los diferentes materiales, las diferentes cosas, y tenía que además suministrar energía, es decir, a ver si se podía lograr que esas empresas trabajaran, que tuviera energía eléctrica; luego recobrar el personal, las empresas estaban paradas y perdían y no tenían el personal; tenían que rebuscar el personal y hacerlo trabajar de nuevo; algunas, no todas, había algunas que funcionaban y tenían su gente. Luego pedían, lo único que -es curioso-, pedían rancho, alimentación, lo fundamental; no era cuestión que se les pagara o no se les pagara, de eso se encargaba la empresa porque nosotros le pagábamos a la empresa; pero no, no se conformaban simplemente con que pagáramos el producto, sino que garantizáramos la alimentación de la fábrica. Bueno, había infinidad de problemas, pedían algodón, en una fábrica decían: "Bueno, yo estoy dispuesta a trabajar pero no tengo algodón, a ver cómo nos facilitan ustedes algodón," Total, era un barullo espantoso, espantoso en lo que yo me metí, en el lío en que yo me metí; pero tuve suerte, no puedo llamarlo de otro modo porque yo no soy ningún fenómeno de, de productividad y de talento organizador ni nada de eso. Tuve suerte, me ayudó mucho el partido, me ayudó mucho Carlos Diez y conseguí, pues… En Vich, por ejemplo, hacíamos ambulancias; naturalmente los chasis me los daban, yo no iba a inventar chasis. Me daban los chasis, entonces yo inventé, encontré gente que hiciera las, las carrocerías, las camas y los accesorios para las ambulancias. Encontré camillas, para lo cual primero mandé a Santamaría a buscar en los bosques del norte, bosques de fresno, que era la madera indicada para poder cortar los palos, y una carpintería que los trabajara y que tal y que cual; encontré una fábrica que fabricara lonas; otro señor que fabricara los fierros y armara las camillas (las camillas era casi los más fundamental, lo más importante). Encontré tiendas de campaña, es decir, la lona y la organización de la tienda de campaña, las ambulancias, eh… El material quirúrgico en realidad se importaba, en lo cual yo no intervenía, las compras al exterior se hacían por otro conducto oficial, por embajadas o por lo que quiera que sea, y con delegados que teníamos, para compras, en las embajadas exteriores; entonces en eso yo no intervenía. Pero había la necesidad urgente, y entonces es cuando yo le saqué a Cordón el famoso decreto que me autorizaba a la requisa en toda Barcelona, donde fuera, que echara mano de todo el material que encontrara. Efectivamente, un par de oficiales y unos cuantos soldados recorrieron, recorrieron farmacias y centros, de, de material, y bueno, sacaron una cantidad enorme de cosas que fueran muy útiles. Y bueno, por el estilo, alcohol, el pobre Julio Colón decía: "Yo no puedo hacer nada si no tengo alcohol."-"Bueno, ¿y qué le pasa a usted?" -"¿De dónde saco alcohol?" -"Oye, pero, si ésta es una comarca vinatera, aquí tiene que haber por algún lado alambiques y cosas para poder sacar alcohol." -"Ya lo he intentado pero no hay nadie," Total, me dijo: "Hágame el favor, sáqueme usted de este apuro." Y yo le puse, Yo le puse una fábrica en Valls, una alcoholera, la puse en funcionamiento y tuvo alcohol para sus productos, para la farmacia. Y así por el estilo, así, una cosa… vidrio, vidrio; en Mataró puse en marcha también otra fábrica que estaba medio parada y tal y que cual, la puse en función para toda la cosa de ampollas, ampolletas y de tal y termómetros, qué sé yo, esta clase de cosas, y frascos para productos, en fin. Y así, total, lo fundamental -que eran camillas, hospitales de campaña y ambulancias- lo conseguí, en relativamente poco tiempo, ponerlo en marcha; y así resultó que los últimos meses de la guerra son los más tranquilos que yo pasé, desde el punto de vista de actividad.
655 7|aEntrevista|2mediateca-genero
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520 |aNace en 1900 en Tolosa, Guipúzcoa. Realiza sus primeros estudios con frailes franceses y posteriormente toma clases de dibujo, inglés y comercio con profesores particulares. Su padre se dedica a las artes gráficas, es de ideas liberales y funge como concejal republicano en Tolosa y San Sebastián. Los integrantes del Partido Republicano de San Sebastián. La monarquía. El desastre de Annual (1921) le toma en edad del servicio militar, que tendrá que efectuar —por movilización general— de 1922 a 1924. En este periodo obtiene cierta formación política e ideológica. Las protestas contra la monarquía. Padece privaciones y maltrato en Tetuán, Marruecos. Sus lecturas de la colección Austral Espasa-Calpe y de autores rusos. Las protestas contra la dictadura de Primo de Rivera. Su vida en Marruecos. Lee a los anarquistas Bakunin y Kropotkin. Participa en el Partido Republicano Histórico de San Sebastián y plantea su renovación. Realiza labor de reclutamiento para integrar el Comité Revolucionario de esa ciudad. Contrae matrimonio en 1926. Su juventud en San Sebastián. Trabaja como agente de seguros en España. Su estancia en Madrid lo deja al margen de los movimientos de Jaca y San Sebastián. La desorganización y desorientación de la izquierda republicana. Participa voluntariamente en el Servicio de Sanidad. Sus diferencias y problemas con miembros de la CNT. Colabora con Cerrada y Planelles en el estado mayor de Sanidad Militar. En 1934, sin tener participación en el movimiento, es hecho preso. En la cárcel coincide con Julián Zugazagoitia y Cruz Salido. La cesa. A partir de 1936 queda al frente de la oficina de Sanidad Militar en Madrid, hasta la llegada de Planelles. Colabora con Cerrada en el Servicio de Sanidad Militar en Valencia, donde cae enfermo. Es nombrado secretario técnico general de la Dirección General de Sanidad de Guerra. Se encarga de abastecer de material al Ejército; recorre los frentes y recoge peticiones. Logra evacuar un tren hospital en Cerbere. La evacuación de los republicanos. En mayo de 1939 se embarca en el Flandre con destino a Cuba. En La Habana es enviado a Triscornia, sitio donde purgaban cuarentenas los indocumentados. Su vida en Cienfuegos y en La Habana. Milita en el pc de Cuba y asiste a la Casa de la Cultura, donde colabora con Manso. La fuerza e importancia de los sindicatos cubanos. Algunos miembros de su partido. La salida de sus compañeros a España. Su vida en Cuba. Una vez en México, monta una oficina de importaciones y exportaciones. La fábrica de cartón Titán. Su militancia en el PCE en México. Viaja con su esposa a Moscú para participar en un congreso del pce. Viaja a España, pero tiene problemas para entrar. Recoge impresiones de la situación nacional e internacional. Encuentra desorientación de tipo ideológico e ignorancia del marxismo en algunos militantes. Regresa a México y manifiesta su desacuerdo con la dirección del partido. Es seguidor de la posición de Fernando Claudín. Sus diferencias con Felipe Arconada y Wenceslao Roces. La actitud de los mexicanos hacia los refugiados españoles. Sus actividades como militante y su solidaridad hacia España. Regresa a España y se instala en San Sebastián. La muerte de Franco. Los actos terroristas. Se reencuentra con algunos amigos. Su vida en San Sebastián. Su concepto de patriotismo. Las diferencias entre España y México. Experimenta un sentimiento de gratitud hacia México. El significado del exilio en su vida. Lo que recibió de México y de España. Su regreso a España. El procedimiento de realización de las presentes entrevistas.
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852 |aBiblioteca Manuel Orozco y Berra
852 |aBiblioteca de Antropología e Historia Eusebio Dávalos Hurtado
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