CR.- Eh, durante tu trabajo en esta empresa, ¿construyes muchas cosas en Veracruz?

CR.- ¿Ya con proyecto tuyo?

ES.- Durante… Sí, mira, yo construí así, en números redondos, para la empresa, naturalmente -repito, construcción… raramente proyectos míos, en alguna ocasión, pero normalmente era así-, yo construyo como 14 grupos escolares, 14 o 16, ahí están, muchos… Claro, algunos más chicos, pero algunos de más, para más de mil alumnos, o sea, grandes. Kinders naturalmente, a veces junto al, a la escuela o a veces completamente independiente de la escuela, varios kinders. Construyo el Hotel Mocambo, con proyecto de Martí; o sea, el Hotel Mocambo tenía 18 cuartos, entonces se amplió, se hicieron el nuevo comedor, la sala de fiesta, la alberca, etcétera, etcétera, y 80 y tantos cuartos que es lo que tiene ahora. Todas esas ampliaciones las hice yo como constructor y ahí resolviendo, digo, aunque sea un poco presunción, resolviendo problemas técnicamente no muy fáciles, porque como está en lo alto de un médano de arena, cuando uno hace excavación hay el peligro de que se derrumbe todo, se lo lleve, se vaya con la arena, ¿verdad?, o sea, que había que hacer obras de consolidación con cierto chiste. Bien, es verdad que debo decir en honor de un maestro mexicano, magnífico, que tuve yo ahí, que era de Coatepec, que era un hombre muy competente, que él representó una gran ayuda. También representó una gran ayuda otro maestro que tuve allí, que es un hombre al que recuerdo con mucho cariño, que era Eustaquio Sotomayor -que murió hace pues año y medio, dos años, no hace mucho tiempo-. Eustaquio Sotomayor era un andaluz muy fino, muy gente, que había… Él era del Partido Socialista y él había sido dos, en dos ocasiones alcalde de Puente Genil, en Andalucía, que es pueblo importante. Amigo y conocido de Juan Rejano y de otros, y gente muy seria; él también era un maestro muy competente, también lo tuve yo en Mocambo como maestro. Sí, porque es el complemento, naturalmente, tener un buen maestro, sí uno no lo tiene… Entonces el Hotel Mocambo se terminó; naturalmente residencias particulares, estos edificios que están aquí enfrente, el Consulado Americano también lo hice en esa época, ese otro que es el Edificio Bahía, el Hospital Regional –aunque yo no lo empecé, porque lo empezó Gaos, pero luego yo lo terminé-. También Gaos había empezado los primeros pasos de lo de Mocambo, pero desde los cimientos ya lo agarré yo, esa es la verdad. Y luego un montón de pequeñas residencias para unos y para otros; entre otras, una residencia para Casas Alemán, que nunca llegó a ocupar; otras, este, para el general de aquí de la zona, etcétera, etcétera, general Manzo, o sea, sí, hice una labor bastante considerable de… Aparte de eso, hoteles. Aparte del Hotel Mocambo yo había terminado, estaba comenzando el que ahora derrumbaron para hacer nuevo, que era el edificio, ¿cómo se llama?, este que está aquí en el Malecón, bueno, ya me acordaré luego, es igual. Pero al independizarme, llegó un momento en que me independicé, entonces ya claro, se deshizo todo; digo, me dieron una pequeña, muy chica compensación, pero al menos fue algo, yo empecé a trabajar por mi cuenta y entonces sí he desarrollado una labor profesional también bastante grande. O sea, he construido, repito, son como 12 hoteles; bueno, no todos construidos de planta, pero muchos si he ampliado, por ejemplo, el Emporio…

ES.- El Colonial. La mayor parte con proyectos míos, en otra ocasión en colaboración con otros arquitectos españoles, por ejemplo, con Martí, ¿verdad?, que hice… Y algún edificio de bastante -digo, para Veracruz-, de cierta importancia, o sea, el edificio de departamentos más alto de aquí lo construimos nosotros, y el que está adelante, que es el Edificio Galdi*; el Edificio… digo, el Hospital Regional es importante, la Facultad de Medicina, la Escuela Náutica vieja, todos esos fueron construidos en esa época.

CR.- Hiciste a Veracruz verdaderamente.

ES.- Bueno, realmente yo digo medio en broma -que no me atrevo mucho a decirlo muy públicamente para que no se pongan celosos mis paisanos veracruzanos-, pero el que más obras ha construido -así, particularmente hablando-, soy yo; en Veracruz, desde luego, no hay nadie*.

CR.- Bueno, tú llegas a Veracruz entonces en el 41 y ya nos has hablado de la, de la parte profesional de tu vida. Ahora, eh, ¿cuál fue tu impresión de Veracruz cuando llegaste?

ES.- Bueno, mi impresión de Veracruz, Veracruz era entonces una ciudad chica, tenía 70 mil habitantes, hoy tiene más de 400 mil, o sea, ha crecido enormemente. Entonces, claro, era una ciudad de tipo, de sabor muy español. Como todos sabemos, como cualquier ciudad costera, andaluza un poquito, quizás también por la zona de Valencia; pero más, se parecen más, estas, todas estas ciudades a los pueblos o ciudades andaluzas de carácter simpático, alegre, muy parecido al de mi pueblo, o sea, gente muy mal hablada, como lo es el valenciano también. O sea, sí había una coincidencia bastante grande, digo, no, no se encontraba, no me encontraba yo como extraño, ¿verdad?, en, en este panorama. Eh, aparte de eso, la realidad es que el mexicano en general a mí en lo personal me recibió siempre muy bien. Digo, estoy hablando por mi experiencia personal; claro, yo soy un hombre extrovertido, digo, se nota inmediatamente, quiere decir que sí soy fácil a hacer amistades con gente, digo, es lo 1ógico. Sin embargo, naturalmente que todos los españoles en esa época -eso si has tomado ya otras entrevistas, te lo habrán expresado lo mismo-, estamos con la pen… el pensamiento demasiado puesto quizás en España, o sea, pensábamos que íbamos a regresar muy pronto. No queríamos echar muchos lazos en este, en esta tierra; que aunque estábamos muy agradecidos a ella porque nos había acogido muy bien, pero pensábamos que no era nuestro porvenir, que en muy poco tiempo íbamos a regresar a España porque las condiciones políticas iban a cambiar de un momento a otro. O sea, ese chiste malo que se hace de que todos tenemos –los españoles- este dedo índice muy chiquito de tanto golpear la mesa y decir "este año cae Franco". Bien, esto era verdad, o sea, no queríamos ligarnos a demasiadas cosas; a veces le invitaban a uno a cierto tipo de organismos o… Bueno, es más, yo podría decir que hasta ni estuve suscrito, hasta unos años después, al periódico local. Compraba el periódico de México, o sea, uno no se ligaba demasiado. Me invitaban a veces a formar parte de algún tipo de sociedad o eso y no, uno como que lo repelía, ¿verdad? Decía "bueno, pues para qué, no tiene chiste". Claro, esa situación se fue lógicamente modificando poco a poco, cada vez se iba uno integrando más; era necesario, y además humanamente explicable, el que uno se fuese integrando al país y a la ciudad. Eso fue lo que sucedió muy claramente […]