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Entrevista realizada a José de Tapia Bujalance por Concepción Ruiz-Funes


  • Sobre el recurso

    Título(s)
    Título
    Entrevista a José de Tapia Bujalance por Concepción Ruiz-Funes
    Proyecto de historia oral. Refugiados españoles en México

    Contenido

    ANTECEDENTES: Lugar y fecha de nacimiento. Profesión e ideología de los padres, contexto familiar. Primeros estudios. Estudios profesionales en la Escuela Normal de Córdoba. Primeros trabajos y matrimonio. Contactos con la clase obrera como maestro en la provincia de Córdoba. Pertenencia al movimiento esperantista, relación con el movimiento anarquista. Participación en la huelga de 1917. Gana oposiciones, cambio de ciudad, contactos con campesinos. Trabajos como contador y periodista. Traslado a la provincia de Lérida, trabajos de maestro y contador para mantener mujer y siete hijos. Amplia exposición sobre la escuela unitaria y la escuela graduada. Opinión y vivencias de la dictadura de Primo de Rivera. Contacto con las cooperativas agrícolas. Encuentro con Patricio Redondo, introducción de las técnicas Freinet en España. Creación, actividades y experiencias del grupo Batec.

    REPÚBLICA: Primeras impresiones del triunfo de la República. Trabajo como maestro en Montoliu de Lérida; experiencias. Descripción de las fiestas del pueblo. Cambio a Barcelona, maestro en un barrio obrero, posteriormente director de la escuela. Organizador y difusor de las Misiones Pedagógicas en Cataluña.

    GUERRA CIVIL: Permanece como director de escuela en Barcelona y participa en un cuartel de artillería como director de milicias. Descripción de la organización y trabajos de los anarquistas. Militancia en la CNT y FAI, opiniones sobre estas organizaciones. Descripción de su trabajo en el cuartel. Relación con Durruti, opiniones. Impresiones sobre la sublevación franquista y el gobierno republicano. Trabajo militar y docente, relación con el gobierno de la Generalidad. Su vida cotidiana en Barcelona

    EXILIO: Salida de sus hijos a Francia con una colonia escolar. Salida a Francia, campos de concentración. Trabajos y situación en Francia hasta 1948. Llegada a México en 1948, experiencias del viaje. Traslado a San Andrés Tuxtla, trabajo con Patricio Redondo, otros trabajos, situación legal. Viaje a la capital, otros trabajos. Encuentro con el antropólogo Ricardo Pozas; trabajo en el Instituto Nacional Indigenista, en la zona de Temazcal, Oaxaca; introducción de las técnicas Freinet en la educación de indígenas; otros trabajos en diferentes comunidades indígenas. Experiencias y opiniones sobre el INI y su labor indigenista. Otros trabajos. De nuevo en el Distrito Federal, director de una escuela primaria en zona rural, contacto con los habitantes del poblado, experiencias; opinión sobre la Secretaría de Educación Pública. Fundación de la Escuela Manuel Bartolomé Cossio en el Distrito Federal. Opiniones sobre su actividad y experiencia docente, las técnicas Freinet, otros métodos personales. Creación de la Asociación de Escuelas Activas, publicaciones; ventajas de la enseñanza activa. La labor de Patricio Redondo en San Andrés Tuxtla. Opiniones sobre su vida profesional en España y México, apreciaciones sobre el significado del exilio.


    Fragmento

    JT.- Ya, Y total, de esta manera… entonces ella me dijo: "Bueno. maestro, se me había olvidado decirle que en la zona en que está dividida la… el Departamento Central, tenemos escuelas dentro de la ciudad y escuelas en pueblos". Entonces yo le dije: "Pueblo”. Inmediatamente le dijo al maestro: "Toma mi carro que está en la puerta, llévalo a Santa Catarina, que vea el pueblo, que vea la escuela, y a ver si le conviene". Efectivamente salimos para Santa Catarina, llegamos, serían las once y media o poco más, ya los maestros se habían ido; entonces me enteré que los maestros hacía más de 30 años que ningún maestro había vivido en el pueblo para nada. El maestro que me acompañaba, al ver la escuela cerrada, inmediatamente -se ve que esto le había pasado alguna vez-, se fue a buscar al agente municipal, un campesino joven; nos acompañó, abrió la escuela, visitamos la escuela. La escuela se llama Rafael Ramírez, es su nombre. La escuela estaba verdaderamente formidable, había toda una línea donde estaban los grupos, los diferentes grupos, las ventanas altas, entonces todo e1 salón rodeado de pizarrón. Para mí increíble. Entonces, para dividir la escuela en dos partes, había una construcción que eran los sanitarios de la escuela, todos los sanitarios para niños, para niñas, regaderas, inodoros y todo lo que usted quiera. Yo veo la escuela, el pueblo de Santa Cetarina, la escuela Rafael Ramírez –yo adoré a don Rafael Ramírez en el poco tiempo que le conocí, su retrato está en mi despacho-, total que acepto. Acepto, pero cuando salimos, me pregunta el maestro: "Bueno, maestro, ¿le ha gustado la escuela?". "Sí". "¿Y el pueblo?" Le digo: "Hombre, el pueblo como pueblo, es un pueblo campesino".

    CRF.- ¿Dónde está el pueblo?

    JT.- Pues mire, saliendo -hoy es una gran ciudad-, saliendo por la carretera vieja de Puebla, en el kilómetro veintitrés había una brecha que unía la carretera de Puebla con el pueblo, que salía una carretita desde el pueblo, que la llevaba el conserje, para ir y traer y llevar a los maestros, con eso está dicho todo.

    CRF.- Entonces ¿es estado de Puebla o estado de México?

    JT.- No, no, no, no es del Departamento.

    CRF.- Del Distrito Federal.

    JT.- De aquí del Distrito Federal, hay que salir por el estado… no, por el estado de México, porque hay un pueblo que se atraviesa…

    CRF.- Claro.

    JT.- … que es del Estado de México, pero inmediatamente entra usted otra vez ¿no?. Bueno, entonces yo acepté. Y en la puerta, mientras se cerraba la puerta y demás, el maestro me preguntó: "¿Le gusta la escuela, le gusta el pueblo?" Le digo: "Pues hombre, el pueblo es un pueblo campesino, de acuerdo, de acuerdo; ahora bien, la escuela lo mismo, está bien, está nueva, los salones me gustan, hay terreno, hay posibilidades y demás". Entonces le dice al… le dice al agente municipal y a tres campesinos viejos que habían llegado a curiosear, a ver que había allí: "Bueno, tengo el gusto de presentarle a usted al nuevo director de la escuela". Entonces yo dije: "Ahí se equivoca, maestro. Yo he dicho que me gusta, pero yo tengo condiciones que poner, que ni usted ni la directora pueden solucionar, creo que ni el Secretario de Educación". Entonces uno de los viejos campesinos -ya ve usted que son… -dice: "Oiga maestro, lo podemos saber…" Digo: "Claro, si es que eso que yo voy a pedir lo pueden solucionar ustedes nada más". "¿De qué se trata?". "De que haya una persona aquí, un campesino, uno de ustedes, que me dé habitación en su casa y me dé de comer, pagando, si quieren por quincena anticipada, no trato de explotarlos, quiero vivir con ustedes, para forjar una escuela que no tienen". Entonces ellos me dijeron: "¿Dónde le avisamos?" "En tal sitio", me avisaron. Entonces tomé posesión de la escuela. El primer fracaso fue que en el pueblo no había agua, ¿dónde estaban entonces los inodoros y las regaderas? Cuando yo empecé a abrir llaves, el conserje soltó la carcajada y, claro, yo le reclamé: "Oiga ¿de qué se ríe usted?". "De que no hay agua en el pueblo, maestro". Le digo: "¿Por qué no me lo dijeron antes? ¿para qué sirve esto?" Y esa fue mi primer lucha en el pueblo: ¡agua para mis niños! ¡agua para mi escuela! ¡agua para mis servicios sanitarios! Era ejido, reuní a los ejidatarios, vine aquí: "¡Agua!, ¡Agua!". Por fin, la Dirección Cuarta de Primaria, me manda una tina de esas que sirven agua potable. Fueron a verme para… que me llevaban el agua, digo: "Bueno. maestra, pero ¿para qué la quiero? ¿dónde la pongo el agua? "En la fuente" "La fuente está afuera de la escuela, va a tardar más en, en, caer el agua que en que se la lleven". Y así fue, así fue? Me quejé, traje a los ejidatarios a quejarse, entonces me mandaron dos tinacos de asbesto de tres mil litros cada uno. "¿Y dónde los ponemos?", me dice el que me los llevó. "Póngalos en el jardín, por lo menos estarán al resguardado", era un pequeñito jardín cerrado delante de la escuela. Y ya una de las veces… todos los sábados entregaba a la directora de la Cuarta Primaria la labor realizada en la escuela y lo que pasaba. Y en uno de los sábados, ponía: "Agua: todas las noches pongo una veladora al pie de los tinacos. Punto y aparte. Otra cosa…" Al lunes siguiente me convoca la directora, que estaba ofendida porque yo me estaba burlando de ella. Le dije al maestro, que siempre era el mismo que intervenía, digo: "Yo no me burlo de nadie, pero dile a la directora que yo no abandono la escuela para irme el lunes a verla a ella, yo voy el sábado como le he prometido, porque el sábado no tengo clase, ¡yo no abandono mi escuela por nada!, me siento responsable del pueblo y ele, de los niños". Se quedó así. Llegué el sábado, fui, estaba un poco molesta, digo: "Bueno, maestra, ¿de qué está usted molesta?" "De esto, léalo", "Agua: todas las noches pongo…" Le digo: "No, no hay molestia. Allí. están los tinacos, pero de agua nadie habla; si pongo una veladora, a ver si se hace el milagro de que se llenen de agua, hombre". Se echó a reír, pero a los pocos días estaban perforando el primer pozo que tuvo Santa Catarina. Yo les dejé la primera agua potable que encontraron en el pueblo.

    CRF.- ¿Y cuánto tiempo le llevó conseguir el agua?

    JT.- Pues, unos meses.

    CRF.- Lo que es luchar ¿verdad?

    JT.- Unos meses. Y ya la última charada lo de… la esa parece que ya convenció a todo mundo de que era bueno mandarme el agua ¿no?, para que me callara.

    CRF.- Oiga, y en cuanto a su trabajo en la escuela ¿implementó usted todas sus técnicas de enseñanza?

    JT.- Mire, toda mi escuela… tuve la fortuna -aunque sea un aspecto de tipo familiar-, tuve la fortuna de que justamente el sábado anterior al que yo fui… -o sea, al domingo siguiente yo iba a Santa Catalina a ver la habitación que me habían ofrecido-, la noche del sábado se presentó Chela, a quien usted ya conoce, una muchacha, maestra, que estaba haciendo pinitos en la técnica Freinet -había conseguido sus prensas- y en la escuela oficial. Entonces a mí me había dicho la… doña Luz María Frutos me había dicho que si yo conocía algún maestro oficial que pudiera ayudarme en lo que yo creía, que ella me lo mandaba, Entonces ¿quién le dijo a esta muchacha eso?, esa es otra de mis ignorancias, porque se presenta y me dice: "Maestro, yo quiero trabajar con usted" el sábado, que Íbamos a ir el domingo, Le digo: "No, señorita, usted se equivoca, usted es una joven, una mujer, trabaja en el centro de la ciudad, va y viene fácilmente a su casa, de aquí al pueblo hay veintitrés kilómetros, pero hay cuatro kilómetros intransitables que tiene usted que hacer en una carreta, tiene que dejarse el coche fuera". "Yo quiero ir con usted, yo quiero trabajar con usted". Entonces yo recordé que ella daba clases de piano a los hijos los Pozas y a mí eran ellos los que me iban a llevar al pueblo -porque éramos muy amigos-, a ver el pueblo… vamos, el pueblo ya lo había visto yo, a ver el problema ese… lo de la habitación y eso. Digo: "Como usted trabaja con los niños, dígaselo usted a ellos, no creo que tengan inconveniente, viene usted, ve usted el pueblo, ve usted las condiciones, ve usted la carretera, ve usted el mal estado de todo, y después, si quiere, me lo dice". Pues al día siguiente fuimos y cuando regresamos: "Quiero ir con usted". Y por fin, a pesar de todas las cosas, ella fue a trabajar conmigo. Esto fue en el mes de marzo del 61 y en octubre nos casábamos [ininteligible].

    CRF.- ¡Qué bien! [risa] [ininteligible].

    JT.- Le digo esto porque eso cambión mi vida ya.

    CRF.- Claro.

    JT.- Ella me ayudó mucho, naturalmente. Hicimos un equipo bastante bueno de maestros. Ellos eran muy unidos porque a través de Chela, que conocía a otros maestros, consiguió que otros maestros quisieran y pidieran ir a trabajar con nosotros, de modo que formó un buen equipo. Pero yo todos los días terminaba la clase, me iba a casa, comía, descansaba una media hora, y me volvía a la escuela. Abría las puertas y recibía a todos los niños que voluntariamente querían ir, no importaba qué grupo, qué grado, les daba clase hasta las cinco, cinco y media. A esa hora llegaba el agente municipal, ya los chiquitos enseguida empezaban a recoger, cerraba la escuela y con el agente visitaba las casas de los padres de familia que tenían hijos que no iban a la escuela. Y les decía: "Yo me he quedado aquí a vivir porque quiero forjarles su escuela y eso no se lo puedo hacer si no es conviviendo con ustedes, sabiendo cómo viven, internándose en la vida del pueblo". Conseguí aumentar los que iban ya y tenía la seguridad de que para el siguiente año hubiera habido una respuesta en el pueblo, pero la directora de la Cuarta Primaria tuvo el disparate de sacarme a mí con todo el grupo de maestros y trasladarme a la capital, porque quería tener la escuela aquí para ella verla.

    CRF.- ¿Y entonces toda su labor…?

    JT.- Renuncié, entonces renuncié, porque para mí fue una bofetada ¿no? Yo le decía: "Maestra, yo no puedo ir al pueblo ahora porque me van a escupir a la cara, he estado todo un año diciéndoles que yo hacía eso y viviendo en el pueblo para levantarles la escuela y hace usted esto conmigo". Y entonces fue cuando me fui, como dice mi mujer, como si fuera, me fuera al tercio extranjero, me fui con los mazatecos otra vez, para el asunto del café, en Huautla de Jiménez. Allí fui como economista, a arreglar el asunto es la producción del café; para ello se intentaba por el Instituto, y yo dejé en pie de creación, las cooperativas de producción cafeta… de café.


    Idioma
    Español

    Temática
    Tópico
    Guerra civil española
    Historia oral
    Refugiados políticos
    Geográfica
    España
    México
    Temporal
    Siglo XX

    Origen
    Lugar
    Ciudad de México, México
    Fecha de creación
    1987

    Personas
    / Instituciones
    José de Tapia Bujalance: Entrevistado
    Concepción Ruiz-Funes: Entrevistador
    Dolores Pla Brugat: Director de proyecto
    María Esther Jasso: Conservador de obras
    Marcela Cobos: Conservador de obras
    Instituto Nacional de Antropología e Historia: Conservador de obras
    Ministerio de Cultura de España: Conservador de obras

    Tipo de recurso
    Entrevista

    Descripción física
    Extensión
    277 pp.
    Duración
    06:40:29 hrs.

    Ubicación
    Biblioteca Manuel Orozco y Berra
    Biblioteca de Antropología e Historia Eusebio Dávalos Hurtado

    Condiciones de uso
    D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

    Creative Commons License

    Sobre el registro

    Identificadores
    MID
    47_20190819-165741:130
    Inventario
    PHO-10-86

    Catalogación
    Fuente
    Instituto Nacional de Antropología e Historia
    Idioma
    Español

    Área de procedencia

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    Título(s)
    Título
    Entrevista a José de Tapia Bujalance por Concepción Ruiz-Funes
    Proyecto de historia oral. Refugiados españoles en México

    Contenido

    ANTECEDENTES: Lugar y fecha de nacimiento. Profesión e ideología de los padres, contexto familiar. Primeros estudios. Estudios profesionales en la Escuela Normal de Córdoba. Primeros trabajos y matrimonio. Contactos con la clase obrera como maestro en la provincia de Córdoba. Pertenencia al movimiento esperantista, relación con el movimiento anarquista. Participación en la huelga de 1917. Gana oposiciones, cambio de ciudad, contactos con campesinos. Trabajos como contador y periodista. Traslado a la provincia de Lérida, trabajos de maestro y contador para mantener mujer y siete hijos. Amplia exposición sobre la escuela unitaria y la escuela graduada. Opinión y vivencias de la dictadura de Primo de Rivera. Contacto con las cooperativas agrícolas. Encuentro con Patricio Redondo, introducción de las técnicas Freinet en España. Creación, actividades y experiencias del grupo Batec.

    REPÚBLICA: Primeras impresiones del triunfo de la República. Trabajo como maestro en Montoliu de Lérida; experiencias. Descripción de las fiestas del pueblo. Cambio a Barcelona, maestro en un barrio obrero, posteriormente director de la escuela. Organizador y difusor de las Misiones Pedagógicas en Cataluña.

    GUERRA CIVIL: Permanece como director de escuela en Barcelona y participa en un cuartel de artillería como director de milicias. Descripción de la organización y trabajos de los anarquistas. Militancia en la CNT y FAI, opiniones sobre estas organizaciones. Descripción de su trabajo en el cuartel. Relación con Durruti, opiniones. Impresiones sobre la sublevación franquista y el gobierno republicano. Trabajo militar y docente, relación con el gobierno de la Generalidad. Su vida cotidiana en Barcelona

    EXILIO: Salida de sus hijos a Francia con una colonia escolar. Salida a Francia, campos de concentración. Trabajos y situación en Francia hasta 1948. Llegada a México en 1948, experiencias del viaje. Traslado a San Andrés Tuxtla, trabajo con Patricio Redondo, otros trabajos, situación legal. Viaje a la capital, otros trabajos. Encuentro con el antropólogo Ricardo Pozas; trabajo en el Instituto Nacional Indigenista, en la zona de Temazcal, Oaxaca; introducción de las técnicas Freinet en la educación de indígenas; otros trabajos en diferentes comunidades indígenas. Experiencias y opiniones sobre el INI y su labor indigenista. Otros trabajos. De nuevo en el Distrito Federal, director de una escuela primaria en zona rural, contacto con los habitantes del poblado, experiencias; opinión sobre la Secretaría de Educación Pública. Fundación de la Escuela Manuel Bartolomé Cossio en el Distrito Federal. Opiniones sobre su actividad y experiencia docente, las técnicas Freinet, otros métodos personales. Creación de la Asociación de Escuelas Activas, publicaciones; ventajas de la enseñanza activa. La labor de Patricio Redondo en San Andrés Tuxtla. Opiniones sobre su vida profesional en España y México, apreciaciones sobre el significado del exilio.


    Fragmento

    JT.- Ya, Y total, de esta manera… entonces ella me dijo: "Bueno. maestro, se me había olvidado decirle que en la zona en que está dividida la… el Departamento Central, tenemos escuelas dentro de la ciudad y escuelas en pueblos". Entonces yo le dije: "Pueblo”. Inmediatamente le dijo al maestro: "Toma mi carro que está en la puerta, llévalo a Santa Catarina, que vea el pueblo, que vea la escuela, y a ver si le conviene". Efectivamente salimos para Santa Catarina, llegamos, serían las once y media o poco más, ya los maestros se habían ido; entonces me enteré que los maestros hacía más de 30 años que ningún maestro había vivido en el pueblo para nada. El maestro que me acompañaba, al ver la escuela cerrada, inmediatamente -se ve que esto le había pasado alguna vez-, se fue a buscar al agente municipal, un campesino joven; nos acompañó, abrió la escuela, visitamos la escuela. La escuela se llama Rafael Ramírez, es su nombre. La escuela estaba verdaderamente formidable, había toda una línea donde estaban los grupos, los diferentes grupos, las ventanas altas, entonces todo e1 salón rodeado de pizarrón. Para mí increíble. Entonces, para dividir la escuela en dos partes, había una construcción que eran los sanitarios de la escuela, todos los sanitarios para niños, para niñas, regaderas, inodoros y todo lo que usted quiera. Yo veo la escuela, el pueblo de Santa Cetarina, la escuela Rafael Ramírez –yo adoré a don Rafael Ramírez en el poco tiempo que le conocí, su retrato está en mi despacho-, total que acepto. Acepto, pero cuando salimos, me pregunta el maestro: "Bueno, maestro, ¿le ha gustado la escuela?". "Sí". "¿Y el pueblo?" Le digo: "Hombre, el pueblo como pueblo, es un pueblo campesino".

    CRF.- ¿Dónde está el pueblo?

    JT.- Pues mire, saliendo -hoy es una gran ciudad-, saliendo por la carretera vieja de Puebla, en el kilómetro veintitrés había una brecha que unía la carretera de Puebla con el pueblo, que salía una carretita desde el pueblo, que la llevaba el conserje, para ir y traer y llevar a los maestros, con eso está dicho todo.

    CRF.- Entonces ¿es estado de Puebla o estado de México?

    JT.- No, no, no, no es del Departamento.

    CRF.- Del Distrito Federal.

    JT.- De aquí del Distrito Federal, hay que salir por el estado… no, por el estado de México, porque hay un pueblo que se atraviesa…

    CRF.- Claro.

    JT.- … que es del Estado de México, pero inmediatamente entra usted otra vez ¿no?. Bueno, entonces yo acepté. Y en la puerta, mientras se cerraba la puerta y demás, el maestro me preguntó: "¿Le gusta la escuela, le gusta el pueblo?" Le digo: "Pues hombre, el pueblo es un pueblo campesino, de acuerdo, de acuerdo; ahora bien, la escuela lo mismo, está bien, está nueva, los salones me gustan, hay terreno, hay posibilidades y demás". Entonces le dice al… le dice al agente municipal y a tres campesinos viejos que habían llegado a curiosear, a ver que había allí: "Bueno, tengo el gusto de presentarle a usted al nuevo director de la escuela". Entonces yo dije: "Ahí se equivoca, maestro. Yo he dicho que me gusta, pero yo tengo condiciones que poner, que ni usted ni la directora pueden solucionar, creo que ni el Secretario de Educación". Entonces uno de los viejos campesinos -ya ve usted que son… -dice: "Oiga maestro, lo podemos saber…" Digo: "Claro, si es que eso que yo voy a pedir lo pueden solucionar ustedes nada más". "¿De qué se trata?". "De que haya una persona aquí, un campesino, uno de ustedes, que me dé habitación en su casa y me dé de comer, pagando, si quieren por quincena anticipada, no trato de explotarlos, quiero vivir con ustedes, para forjar una escuela que no tienen". Entonces ellos me dijeron: "¿Dónde le avisamos?" "En tal sitio", me avisaron. Entonces tomé posesión de la escuela. El primer fracaso fue que en el pueblo no había agua, ¿dónde estaban entonces los inodoros y las regaderas? Cuando yo empecé a abrir llaves, el conserje soltó la carcajada y, claro, yo le reclamé: "Oiga ¿de qué se ríe usted?". "De que no hay agua en el pueblo, maestro". Le digo: "¿Por qué no me lo dijeron antes? ¿para qué sirve esto?" Y esa fue mi primer lucha en el pueblo: ¡agua para mis niños! ¡agua para mi escuela! ¡agua para mis servicios sanitarios! Era ejido, reuní a los ejidatarios, vine aquí: "¡Agua!, ¡Agua!". Por fin, la Dirección Cuarta de Primaria, me manda una tina de esas que sirven agua potable. Fueron a verme para… que me llevaban el agua, digo: "Bueno. maestra, pero ¿para qué la quiero? ¿dónde la pongo el agua? "En la fuente" "La fuente está afuera de la escuela, va a tardar más en, en, caer el agua que en que se la lleven". Y así fue, así fue? Me quejé, traje a los ejidatarios a quejarse, entonces me mandaron dos tinacos de asbesto de tres mil litros cada uno. "¿Y dónde los ponemos?", me dice el que me los llevó. "Póngalos en el jardín, por lo menos estarán al resguardado", era un pequeñito jardín cerrado delante de la escuela. Y ya una de las veces… todos los sábados entregaba a la directora de la Cuarta Primaria la labor realizada en la escuela y lo que pasaba. Y en uno de los sábados, ponía: "Agua: todas las noches pongo una veladora al pie de los tinacos. Punto y aparte. Otra cosa…" Al lunes siguiente me convoca la directora, que estaba ofendida porque yo me estaba burlando de ella. Le dije al maestro, que siempre era el mismo que intervenía, digo: "Yo no me burlo de nadie, pero dile a la directora que yo no abandono la escuela para irme el lunes a verla a ella, yo voy el sábado como le he prometido, porque el sábado no tengo clase, ¡yo no abandono mi escuela por nada!, me siento responsable del pueblo y ele, de los niños". Se quedó así. Llegué el sábado, fui, estaba un poco molesta, digo: "Bueno, maestra, ¿de qué está usted molesta?" "De esto, léalo", "Agua: todas las noches pongo…" Le digo: "No, no hay molestia. Allí. están los tinacos, pero de agua nadie habla; si pongo una veladora, a ver si se hace el milagro de que se llenen de agua, hombre". Se echó a reír, pero a los pocos días estaban perforando el primer pozo que tuvo Santa Catarina. Yo les dejé la primera agua potable que encontraron en el pueblo.

    CRF.- ¿Y cuánto tiempo le llevó conseguir el agua?

    JT.- Pues, unos meses.

    CRF.- Lo que es luchar ¿verdad?

    JT.- Unos meses. Y ya la última charada lo de… la esa parece que ya convenció a todo mundo de que era bueno mandarme el agua ¿no?, para que me callara.

    CRF.- Oiga, y en cuanto a su trabajo en la escuela ¿implementó usted todas sus técnicas de enseñanza?

    JT.- Mire, toda mi escuela… tuve la fortuna -aunque sea un aspecto de tipo familiar-, tuve la fortuna de que justamente el sábado anterior al que yo fui… -o sea, al domingo siguiente yo iba a Santa Catalina a ver la habitación que me habían ofrecido-, la noche del sábado se presentó Chela, a quien usted ya conoce, una muchacha, maestra, que estaba haciendo pinitos en la técnica Freinet -había conseguido sus prensas- y en la escuela oficial. Entonces a mí me había dicho la… doña Luz María Frutos me había dicho que si yo conocía algún maestro oficial que pudiera ayudarme en lo que yo creía, que ella me lo mandaba, Entonces ¿quién le dijo a esta muchacha eso?, esa es otra de mis ignorancias, porque se presenta y me dice: "Maestro, yo quiero trabajar con usted" el sábado, que Íbamos a ir el domingo, Le digo: "No, señorita, usted se equivoca, usted es una joven, una mujer, trabaja en el centro de la ciudad, va y viene fácilmente a su casa, de aquí al pueblo hay veintitrés kilómetros, pero hay cuatro kilómetros intransitables que tiene usted que hacer en una carreta, tiene que dejarse el coche fuera". "Yo quiero ir con usted, yo quiero trabajar con usted". Entonces yo recordé que ella daba clases de piano a los hijos los Pozas y a mí eran ellos los que me iban a llevar al pueblo -porque éramos muy amigos-, a ver el pueblo… vamos, el pueblo ya lo había visto yo, a ver el problema ese… lo de la habitación y eso. Digo: "Como usted trabaja con los niños, dígaselo usted a ellos, no creo que tengan inconveniente, viene usted, ve usted el pueblo, ve usted las condiciones, ve usted la carretera, ve usted el mal estado de todo, y después, si quiere, me lo dice". Pues al día siguiente fuimos y cuando regresamos: "Quiero ir con usted". Y por fin, a pesar de todas las cosas, ella fue a trabajar conmigo. Esto fue en el mes de marzo del 61 y en octubre nos casábamos [ininteligible].

    CRF.- ¡Qué bien! [risa] [ininteligible].

    JT.- Le digo esto porque eso cambión mi vida ya.

    CRF.- Claro.

    JT.- Ella me ayudó mucho, naturalmente. Hicimos un equipo bastante bueno de maestros. Ellos eran muy unidos porque a través de Chela, que conocía a otros maestros, consiguió que otros maestros quisieran y pidieran ir a trabajar con nosotros, de modo que formó un buen equipo. Pero yo todos los días terminaba la clase, me iba a casa, comía, descansaba una media hora, y me volvía a la escuela. Abría las puertas y recibía a todos los niños que voluntariamente querían ir, no importaba qué grupo, qué grado, les daba clase hasta las cinco, cinco y media. A esa hora llegaba el agente municipal, ya los chiquitos enseguida empezaban a recoger, cerraba la escuela y con el agente visitaba las casas de los padres de familia que tenían hijos que no iban a la escuela. Y les decía: "Yo me he quedado aquí a vivir porque quiero forjarles su escuela y eso no se lo puedo hacer si no es conviviendo con ustedes, sabiendo cómo viven, internándose en la vida del pueblo". Conseguí aumentar los que iban ya y tenía la seguridad de que para el siguiente año hubiera habido una respuesta en el pueblo, pero la directora de la Cuarta Primaria tuvo el disparate de sacarme a mí con todo el grupo de maestros y trasladarme a la capital, porque quería tener la escuela aquí para ella verla.

    CRF.- ¿Y entonces toda su labor…?

    JT.- Renuncié, entonces renuncié, porque para mí fue una bofetada ¿no? Yo le decía: "Maestra, yo no puedo ir al pueblo ahora porque me van a escupir a la cara, he estado todo un año diciéndoles que yo hacía eso y viviendo en el pueblo para levantarles la escuela y hace usted esto conmigo". Y entonces fue cuando me fui, como dice mi mujer, como si fuera, me fuera al tercio extranjero, me fui con los mazatecos otra vez, para el asunto del café, en Huautla de Jiménez. Allí fui como economista, a arreglar el asunto es la producción del café; para ello se intentaba por el Instituto, y yo dejé en pie de creación, las cooperativas de producción cafeta… de café.


    Idioma
    Español

    Temática
    Tópico
    Guerra civil española
    Historia oral
    Refugiados políticos
    Geográfica
    España
    México
    Temporal
    Siglo XX

    Origen
    Lugar
    Ciudad de México, México
    Fecha de creación
    1987

    Personas
    / Instituciones
    José de Tapia Bujalance: Entrevistado
    Concepción Ruiz-Funes: Entrevistador
    Dolores Pla Brugat: Director de proyecto
    María Esther Jasso: Conservador de obras
    Marcela Cobos: Conservador de obras
    Instituto Nacional de Antropología e Historia: Conservador de obras
    Ministerio de Cultura de España: Conservador de obras

    Tipo de recurso
    Entrevista

    Descripción física
    Extensión
    277 pp.
    Duración
    06:40:29 hrs.

    Ubicación
    Biblioteca Manuel Orozco y Berra
    Biblioteca de Antropología e Historia Eusebio Dávalos Hurtado

    Condiciones de uso
    D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

    Creative Commons License


    Identificadores
    MID
    47_20190819-165741:130
    Inventario
    PHO-10-86

    Catalogación
    Fuente
    Instituto Nacional de Antropología e Historia
    Idioma
    Español

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    Biblioteca Manuel Orozco y Berra
    Biblioteca de Antropología e Historia Eusebio Dávalos Hurtado

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